Por Guadalupe Lizárraga
LOS ÁNGELES, California.- Agustín
Humberto Estrada Negrete sostiene que durante siete años fue amante de Enrique
Peña Nieto. Sin embargo, su vida no es para contarse en unas líneas sino en un
grueso libro, porque su relación íntima con el ahora candidato a la presidencia
de México, considera que prácticamente lo llevó a la tumba. Terminó con su
rostro cubierto de cinta adhesiva, violado con un tubo y una bolsa de plástico
en la cabeza, con un reporte médico escalofriante de la Cruz Roja.
En entrevista para Los Ángeles
Press, narra cómo fue creciendo la hostilidad por parte de funcionarios
públicos y policías locales del Estado de México, a raíz de que decidiera
expresar su homosexualidad en una obra de teatro organizada en la comunidad contra
la homofobia, el 17 de mayo de 2007. En esta entidad, se llegaron a
registrar 78 asesinatos de homosexuales y 143 en el Distrito Federal, entre
1995 y 2007, según los datos de la Revista Sociológica, con la observación de que son cifras
conservadoras porque se estima que por cada asesinato registrado hay dos que no
se registran. Para 2011, la proyección que hizo la asociación civil Letra S
junto con el Consejo Naciona para Erradicar la Discriminación (Conapred),
mediante un monitoreo hemerográfico la cifra bien podría haber llegado a los 2051 asesinatos.
Agustín Estrada fue obligado a
dejar su trabajo temporalmente como director de una escuela primaria de
atención especial, y amenazado de que si insistía en “mostrar su homosexualidad
sería cesado definitivamente”. Y así sucedió en mayo de 2009, cuando pretendió
regresar a su lugar de trabajo de maestro.
Maestro y director de una escuela
en Estado de México Foto: Agustín Estrada Negrete
La denuncia contra la violencia a
homosexuales y transgénero ha sido en los últimos años un tema recurrente en la
prensa mexiquense, incluso las cifras de feminicidios se han manejado
superiores a las de Ciudad Juárez y Guatemala. Agustín Estrada, enfocado en la
defensa de los derechos humanos, se armó de valor para protestar por la
flagrante discriminación de la que estaba siendo víctima. Se plantó frente a
Palacio de Gobierno y poco tiempo después fue encarcelado en el penal Almoloya
de Juárez, por "obstruir las vías de comunicación", según la causa
penal puesta el ocho de mayo de 2009 (94/2009).
Desde su detención, Estrada fue
golpeado severamente por los policías locales que bajaron de una ambulancia,
dice, cuando se esperaría que bajaran de una patrulla. Los hombres lo
persiguieron y lo sometieron a patadas y puñetazos. Después, fue en la cárcel,
donde 12 hombres, entre reos y policías, lo violaron. Una vez que su familia
logró sacarlo bajo una fianza de 26 mil pesos (US 1,943 dlls), decidió hacer
las denuncias ante medios de comunicación y organismos de derechos humanos,
porque ni el Ministerio Público en Toluca ni el de Ecatepec quisieron aceptar
su denuncia por violación sexual en el penal.
La represión se volvió más severa
dos meses después, en julio de 2009. Estrada fue detenido nuevamente por
policías judiciales, por sus protestas públicas que sumaban cada vez adeptos a
su causa, hasta que fue víctima del atentado en el que casi pierde la vida, y
sin embargo sus agresores habrían creído que su misión estaba cumplida al
dejarlo tirado en lote baldío.
Agustín Estrada no sabe cómo
sobrevivió a ello; sólo recuerda haber despertado en la Cruz Roja después de
varios días de estar inconsciente. Físicamente torturado, pero aún con las
fuerzas emocionales que los llevaron a no ceder en la denuncia de su agresión.
Logró salir del país, aunque las amenazas siguieron para su madre y su hermana.
Cruzó la frontera hacia el extranjero en silla de ruedas, con la petición de
asilo en mano. Logró poner las denuncias ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, y el 17 de marzo de 2010, la relatora especial de Naciones
Unidas, Margaret Sekaggya, señaló que el caso de Agustín Humberto
Estrada Negrete es uno de los casos de discriminación más notorios del país.
Actualmente, es atendido en un
hospital público para sobrevivientes de tortura de países en conflicto y recibe
atención psicológica. Su caso ha quedado documentado en cada uno de los
organismos nacionales e internacionales de derechos humanos. Su denuncia ante
la Comisión Nacional de Derechos Humanos en México fue puesta el dos de marzo
de 2011, ante la Segunda Visitaduría General con el expediente número
CNDH/2/2010/3919/Q, número de oficio 11628. Ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington, quien dio fe de
estas denuncias fue el secretario ejecutivo, Santiago A. Cantón, el 30 de
diciembre de 2011, bajo el asunto MC 222-09.
No hay ningún policía sancionado
hasta ahora, no hay ninguna orden de aprehensión para ninguno de sus agresores
ni funcionarios públicos. Sus nombres han quedado en los archivos de la
CNDH. Aún así, Estrada sigue en espera de justicia e impulsando lalucha contra la homofobia desde el extranjero.
Algunos de los funcionarios y
dependencias involucradas se detallan a continuación. En los expedientes, pese
a que los funcionarios no respondieron a los requerimientos de los organismos
de derechos humanos, puede constatarse la serie de abusos de autoridad.
Caraterización que molestó a Peña
Nieto, según Estrada Foto: ombusgay.org
El siguiente texto fue escrito por
Agustín Humberto Estrada para esta edición.
Torturado
“No puedo ver…..no puedo respirar,
muchos hombres me están pegando, me violan hermanita, ¡ayúdame!”
Qué difícil es vivir en un mundo
tan injusto, en el cual sólo el homosexual poderoso y rico es escuchado,
tapado, y protegido por los periodistas. El homosexual pobre es discriminado,
asesinado, violado, descarnizado. En mis pensamientos se encuentra vivo el
hermoso recuerdo de aquella estupenda fotografía que publicó un diario local
del Municipio de Ecatepec, el 17 de mayo del 2007.
Me encontraba cantando la canción
de rímel de la obra de teatro “La jaula de las locas” en la explanada
municipal, en la caracterización de Albán. Yo vestía un vestido rojo
(regalado), dos hombres me levantaban al ritmo de la coreografía, al mismo
tiempo le dedicaba la canción a mi novio, el clásico hombre casado por la
iglesia católica, con hijos y una bonita esposa.
A mi novio le avergonzaba que nos
vieran juntos sus compañeros burócratas, y ni pensar que en público yo pudiera
estar cerca de él. Tenía que distanciarme de manera significativa, pero cuando
estábamos solos sus besos y caricias recorrían todo mi cuerpo. Lo conocí en
1998, durante el mandato del Gobernador Emilio Chuayffet. Él se desempeñaba
como uno de tantos burócratas en el Gobierno del Estado de México.
La homofobia internalizada de mi
novio Enrique Peña Nieto era letal; él era el jefe de personal de la Secretaria
de Desarrollo Económico del Estado de México. Después se desempeñó como
subsecretario de gobierno del Estado de México (1999-2000). Nos conocimos
durante mis gestiones de apoyo como director escolar a favor de la escuela
primaria Sor Juana Inés de la Cruz, (una escuela que era de cartón), ubicada en
la colonia Luis Donaldo Colosio en el Municipio de Ecatepec, lo que motivó que
lo viera en varias ocasiones siempre sobre este asunto, por lo que se dio un
acercamiento más íntimo: Enrique Peña Nieto me tomó de la cintura, me sujetó de
la cara y me plantó un beso, iniciando una relación dentro del closet.
Cuando me besaba sentía el latir de
su corazón, Enrique siempre me decía: “Soy el último de tus amigos y el primero
y último de tus hombres.” Nos amábamos a escondidas, teníamos sexo encima del
escritorio, abajo del escritorio, en su silla, en la alfombra y en algunos
hoteles del paseo Tollocan. El ejerció distintas tareas como burócrata en el
Estado de México como Presidente del Consejo Directivo del Instituto de
Seguridad Social del Estado de México, presidente del Consejo Interno del
Instituto de salud del Estado de México, además de vicepresidente para el
Estado de la Junta del Gobierno para el sistema de de Desarrollo Integral de la
Familia, entre otros puestos. Teníamos encuentros sexuales furtivos que
disfrutábamos plenamente pero siempre dentro del closet. Él me buscaba
insistentemente. En muchas ocasiones me dijo que tendría que casarme y tener
hijos porque de otra manera no podría esperar tener una carrera y vida
productiva en la política dentro de nuestro partido, el PRI.
Enrique siguió ocupando cargos
públicos como diputado por el distrito XIII de la LV legislatura, su
promiscuidad era más obvia y se relacionaba con más hombres y mujeres.
Para entonces, yo solicité mi
cambio a educación especial, al centro de atención Múltiple (CAM) 33 y 34
Roberto Solís Quiroga y José de Jesús González. Como diputado le solicité apoyo
a Enrique para que se promoviera una ley en la que se buscaba que los niños y jóvenes
con discapacidad recibieran atención a nivel de secundaria y preparatoria. Él
se negó a apoyar la iniciativa argumentando que el gobierno de Montiel no tenía
presupuesto para sostener esa iniciativa, pero debido a mi insistencia logré
que la diputada Maribel Alba Olvera, del PRD, tomara la iniciativa y la subió a
votación a la tribuna. La ley se ganó por unanimidad. Enrique Peña Nieto me
acusó de traicionarlo. Mientras los demás diputados me reconocían como
innovador, Enrique me acusaba de “prostituta política”.
Esto ocasionó una fuerte pelea.
Enrique Peña Nieto intentó una reconciliación que tuvimos en la oficina de la
bancada priista, en la cámara de diputados, donde él era el presidente. Enrique
Peña Nieto me bajó el cierre de mi pantalón y me hizo sexo oral, y yo perdoné
de inmediato su ofensa. Lo que hice fue ayudar a las personas con discapacidad
y no me interesaba lo que él pensaba. Cuando mi novio Peña Nieto fue el forma
candidato a la gubernatura del Estado de México por dedazo de Montiel, en ese
contexto visitó San Isidro Atlautenco, localidad que se encuentra cercana a la
colonia Ciudad Cuauhtémoc. Eruviel me pidió que apoyara al partido con votos y,
ellos –a cambio– apoyarían a las personas con discapacidad.
Así a mediados del 2005, llegó el
momento esperado: Enrique se retiraba del lugar y Eruviel Avila Villegas me
acercó entre la multitud a Enrique, recuerdo que le acaban de operar la nariz a
Eruviel.
Eruviel me cubrió entre la multitud
y al mismo tiempo que me protegía, el pene de Eruviel erecto tocaba mi espalda,
y Eruviel me apretaba fuertemente. Cuando llegamos con Enrique, Eruviel recibió
un codazo en su nariz operada, de las mujeres a las que el PRI les paga para
que digan que Enrique es guapo. Eruviel con una conducta mañosa le dijo a
Enrique:”Cndidato, es el maestro Agustín, mi ahijado, él trabaja de forma
excelente con los grupso vulnerables y tiene el apoyo de mucha gente, aquí en
Ecatepec. Era del PRD, pero yo ya lo pasé al PRI”.
Enrique le contestó: “Sí, ya lo
conozco. Me da gusto verte, estoy seguro que ahora sí vamos a trabajar en apoyo
a los discapacitados”. Enrique subió a su camioneta y yo solo sentí el calor
del semen de Eruviel en mi espalda.
Firmó entonces ocho compromisos
ante una notaria pública de la tercera edad y, por supuesto priista, el 29 de
mayo del 2005. Fueron ocho puntos que nunca cumplió.
Enrique pensó que como yo era su
novio no le exigiría el cumplimento de los acuerdos pero se equivocó, porque lo
hice. Cuando me caractericé el 17 de mayo del 2007 del personaje de Albán, en
la feria de la Lucha contra la homofobia, en el marco del Día internacional
contra la homofobia, utilicé un vestido rojo, pero la intención era sólo
denunciar la discriminación de la que son víctimas las personas LGBTTTI, ya que
en más de una ocasión –por ser homosexuales–, Eruviel y yo hemos recibido la
burla de algunas personas, pero las mujeres transgénero son brutalmente
asesinadas en Ecatepec. El mismo Eruviel cuando se candidateó por segunda
ocasión para presidente municipal me prometió realizar acciones afirmativas
para combatir este conflicto desde su nuevo gobierno, pero solo era política:
Enrique y Eruviel tienen la maña de decirle a las personas lo que las personas
quieren escuchar de ellos, sin cumplir sus promesas y las personas hasta les
aplauden.
Vino entonces una entrevista
solicitada por Gerardo Dorantes Mora, director del gobierno del Estado de
México en el municipio de Ecatepec quien me preguntó: “Maestro Agustín, ¿por
qué un vestido rojo?, ¿qué trato de hacer? ¿A quién quería denunciar? Está
consciente de las repercusiones negativas que este hecho trajo, ¿usted ya sabe
a quién?... Las instrucciones que tengo para ti, es que digas que sólo era una
broma, que tú no eres homosexual.”
Hoy en el exilio entiendo de lo que
me hablaba. Recuerdo que cuando me entrevisté con mi novio y verdugo en la
Universidad de Netzahualcóyotl, Enrique Peña Nieto me dijo: “Si se te ocurre
decir que cogíamos, no vivirás para contarlo, porque todavía te quiero. Busca
al secretario de educación, te va a apoyar con una licencia con uso de sueldo.
Cuando se termine la licencia, no regresarás a los CAM, lo que harás es
renunciar al sistema educativo. Te voy a dar una liquidación como trabajador al
100%. Cometiste un grave error en transvestirte. Ya no puedo volver a verte ni
a estar contigo. Si no haces lo que te digo te voy a romper la madre”.
Siempre me negué a aceptar su
propuesta, por lo que al mes me llegó la acusación de la contraloría en la que
se me acusaba de haberme presentado vestido de mujer a la escuela de educación
especial el 17 de mayo del 2007, y como prueba en mi contra se utilizó la foto
que se publicó en el periódico local. Nunca me presenté vestido de mujer a la
escuela. Enrique ha sido letal conmigo, lo denuncié el pasado 10 de Julio del
2009 de ser autor intelectual de la violación sexual en el Ministerio Público
de Ecatepec. Enseguida me llegó otra detención fabricada por funcionarios del
gobierno del Estado de México y se me ingresó por segunda vez a un penal.
“Con que
denunciado a tu camote el gobernador!!! Al gobernador y a Eruviel se les
respeta, putito de mierda”.
“No
puedo respirar… la bolsa de plástico me corta la respiración”.
Sostengo lo
que aquí denuncio porque es la verdad. Porque me consta, porque lo viví, por un
México sin homofobia ni tortura.
Agustín Humberto Estrada Negrete
“No puedo respirar… la bolsa de plástico me corta la respiración”.
Sostengo lo que aquí denuncio porque es la verdad. Porque me consta, porque lo viví, por un México sin homofobia ni tortura.
Agustín Humberto Estrada Negrete